jueves, 8 de julio de 2010

Una Justa Resolución

Van Dick

Una Justa Resolución.
         Septiembre 2004

La gran polémica que ha desatado el hecho de que la Senadora por el Estado de Tlaxcala, Maricarmen Ramírez García pretenda contender por la gobernatura de dicha Entidad Federativa, ha quedado prácticamente dirimida con la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en el sentido de reconocerla como candidata legítima al gobierno de ese estado, aún siendo cónyuge del gobernador, Alfonso Sánchez Anaya, circunstancia que motivó la inconformidad del partido político al que pertenece Maricarmen así como la de otros medios políticos.

Un mal precedente sería negarle el apoyo por parte de su partido a la pretendiente, opina el senador perredista Demetrio Sodi, aunque hace hincapié en que la conducta política de la, ahora legalmente candidata, no es ética sino amoral, por el hecho de gozar en la entidad que sueña gobernar, con la influencia nada menos que del Gobernador del Estado que es su esposo.

Esta situación me hace pensar, como a cualquiera, en que el Ejecutivo Estatal está incurriendo en nepotismo, el cual sanciona la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos. Sin embargo, como vemos, legalmente al parecer, no se considera como tal y la prueba ha sido la justa resolución emitida por ese Tribunal Electoral.

¿Porqué justa resolución?

Bueno, yo así lo juzgo, simplemente no existe norma que se oponga a que una senadora de la República, esposa del Gobernador de una Entidad Federativa, pueda aspirar a gobernadora de esa misma Entidad. Esta mujer tiene al parecer ascendencia entre los electores del Estado de Tlaxcala, pero aunque no la tuviera, es la voluntad del pueblo a la hora de emitir su voto, la que va a determinar quién gobernará, si es que de veras estamos dentro de esa quimérica democracia que dice Vicente Fox que existe.

La falta de moralidad en la que incurre Maricarmen, según criterio de Sodi de la Tijera, es una opinión que emite este senador, sólo para no quedarse callado (algo que no le sería posible hacer), pero ¡qué tal si en condiciones semejantes le ofrecieran a él una gobernatura!, dudamos mucho que renunciara.

Si la actitud de Maricarmen no es ética ni moral, ¿cómo será la de Marta Fox?... seguramente elevada al cubo, pero tanto una como la otra tienen pleno derecho a contender.

Si a Maricarmen la quiere imponer Alfonso Sánchez Anaya como gobernadora contra la voluntad de los tlaxcaltecas y a Martita la quiere imponer Fox como Presidenta contra la voluntad de los mexicanos (aquí se incluyen mexicanas), pues hay que echarlos fuera a los cuatro, pero si se ganan el voto democráticamente, la mayoría, por ende, quedará complacida, porque nos hacen falta muchas mujeres gobernadoras y, a una buena Presidenta, no le haríamos el feo.

Dzunum





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