viernes, 7 de mayo de 2010

¡Aguas!


¡AGUAS!

La Organización de las Naciones Unidas, para concientizarnos de no derrochar el preciado tesoro del agua, a partir de 1993 estableció la fecha 22 de marzo como el Día Mundial del Agua.


                 Cenote de Dzibichaltún

Dos tercios de la población mundial, no tienen acceso al agua potable o de calidad, dicen las estadísticas del organismo internacional, Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, (PNUMA).

¡Qué lamentable que la mayoría de países del mundo, se encuentre en manos de políticos corruptos e ignorantes! Enemigos de la naturaleza,¡verdaderamente acérrimos!. Vea usted si no.
 Tomemos como ejemplo la ciudad de México que hace siete u ocho décadas la cruzaban doce o catorce ríos, incluido el llamado canal del desagüe que desalojaba de la ciudad las aguas negras como lo hace hasta la fecha.

Existían dos enormes lagos: uno en Texcoco y el de Xochimilco que aunque este último subsiste, el agua que contiene está mezclada con excrementos humanos y es la hora que nadie puede reivindicarlo.. ¡Que vergüenza de autoridades! ¡Todas!, ¡absolutamente todas las que han tenido a su cargo esta Delegación Política del DF!

¿Ríos?, desaparecieron, los entubaron, taparon con asfalto y convirtieron en avenidas para los automóviles. Así, el que era Río de la Piedad, se llama ahora Viaducto Miguel Alemán, en recuerdo del que lo desapareció, el Churubusco y el Consulado, dentro de los principales, también se convirtieron en avenidas para el tránsito de vehículos.

En cuanto a lagos, el de Texcoco, al parecer durante el gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas, fue desecado para convertirlo en parcelas agrícolas.

Dígame usted si junto a estos “servidores públicos” cualquier ciudadano ¿No tendría más sentido común?

Aún es tiempo, creo yo, de reivindicar estos potenciales recursos hidráulicos, (Texcoco y Xochimilco), si se invierte en ellos el dinero que hemos atestiguado que se roban los que se hacen llamar funcionarios y no saben qué quiere decir “funcionar”.

¡Ese es un ejemplo de cómo se cuida el agua por aquí en el altiplano!

¿Que todos debemos cuidar el preciado y además precioso líquido?, es muy cierto y ¿Que muy pocos lo hacen?, también es muy cierto, pero querer concientizar a los habitantes de esta gigantesca metrópoli y de este gigantesco país, ¿mediante anuncios televisivos? ¡Oiga usted!

Califíquese con altas tasas a los grandes consumidores.

Ahórrese agua mediante cierres alternativos que abarquen toda la ciudad.

Prohíbase la extracción de agua del subsuelo mediante pozos (esto en la zona metropolitana que abarca DF y entidades vecinas que utilizan principalmente las industrias, siendo muchos de ellos, clandestinos.

Oblíguese a los baños y balnearios públicos a recircular el agua mediante plantas de tratamiento.

Véase la posibilidad de recolectar el agua de lluvia por gravedad mediante cisternas.

En el caso de Xochimilco, desalójense de construcciones las chinampas y riberas.

En el caso de los grandes ríos del país deben ser cercados y vigilados --en su trayecto por los núcleos urbanos-- recibiendo las aguas de desecho previo paso por plantas de tratamiento

De la misma forma prohibir el desagüe de industrias y poblaciones en vasos, lagos, esteros, ciénegas, manglares y establecer las penas de encarcelamiento para los responsables de la contaminación del agua.

Así podría estar todo el día escribiendo sobre medidas para el cuidado del precioso líquido, pero es como estar insistiendo una y otra vez en el descubrimiento del “hilo negro”.

Cuando veo en Xelhá flotando bolsas de alimento chatarra y envases de refresco que arroja algún puerco visitante, me duele el estómago. ¡Qué clase de pueblo somos!

En una de mis visitas al cenote de Dzibichaltún, cuando disfrutaba de un delicioso baño,noté que un campesino o tal vez empleado de las ruinas, nos miraba a los bañistas con el ceño fruncido. Me acerqué a hacerle plática y con decencia, pero con un dejo de disgusto que no pudo disimular, me dijo: ¡Sabe usted! Los abuelos mayas, antiguos pobladores de esta ciudad, se bañaban y lavaban en “Los Lavaderos”, una sección de las ruinas que está por ahí detrás de la “Casa de las Siete Muñecas” y continuó diciendo:”Ellos respetaban y cuidaban la pureza del cenote y no se atrevían a bañarse en él.

Yo, valoré para mis adentros lo que dijo mi hermano de raza y no dije nada…. porque nada podía decir.
Dzunum





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